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lunes, 21 de agosto de 2017

EL BUQUE MANICERO DE LA PLAZA DE PEÑAFLOR


Para una gran mayoría de Peñaflorinos el antiguo vendedor de mani estaba sumergido en los mares del olvido con su vapor manicero sobresale a flote al ser recordado por quienes lo conocieron. Por décadas tenía su fondeadero bajo el frondoso pino de la plaza de Peñaflor.


Bote manicero ubicado en ciudad 
Salía de su barrio por las tardes pregonando la venta de su producto empujando su novedoso y a la vez desproporcionado juguete al ser visto por algunos niños que les llamaba la atención. Bajaba desde avenida Caupolican siguiendo por Larrain y en la trifurcación de la muy nombrada esquina de la Fama tomaba corrientes por 21 de Mayo en dirección a la plaza de Peñaflor sus ansias de superación y bienestar familiar lo impulsaron a fabricar este buque manicero habiendo desarrollado en su vida distintos tipos de oficio él se consideraba un campesino más de este valle, realizaba labores de siembra, podas de árboles frutales e injertos y durante las tarde siempre tenía periodos de tiempo libres, en su huerto tenia variedad de productos entre los cuales destacaban las variedades de maíz y de mani los cuales elaboraban para su consumo familiar. 

Cosecha del mani
Cultivo de mani





























Este campesino en pocas ocasiones había viajado al puerto pudiendo observar de cerca y detenidamente los barcos fondeados en el muelle tenia clara visión de cómo fabricar un pequeño barco para vender mani y otros productos en su casa el pequeño taller que con el tiempo pasaría a ser un rustico astillero, allí seria lugar donde construiría su ansiado vapor manicero.

Ayudado de recortes, diarios y revistas hizo moldes en cartón y luego en gruesas latas que con mucha laboriosidad e ingenio daría forma a este vapor que llamo “CAUPOLICAN” en homenaje a la avenida en que vivía. Confeccionar un puente a escala con pequeños compartimientos para almacenar los saquitos de mani le demoro meses de afanado y prolijo trabajo. Además la caldera de este vapor emitiría sonido y por su negruzca chimenea en ocasiones expulsaría vapor o humo. Le instalo altas ruedas de metal y le puso implementos náuticos propios de los buques anclas, mástiles, cadenas, etc.
Durante décadas este ya olvidado personaje perteneciente a nuestra cultura de comercio ambulante fue motivo y atracción he invitaba a diferentes personas sean niños, adultos o ancianos a comprar y consumir este producto. 

Buque manicero de los años 70'


Además vendía las típicas palomitas de maíz y el tradicional barquillo el cual se cuenta que  lo elaboraba en el lugar que se establecía con una receta original.
Entre sus clientes más habituales estaban los niños que a la salida de la escuela seis le compraban sus saquitos de mani y las personas que asistían a las funciones de noche en el cine Peñaflor.El anciano gringrito que llevaba a sus nietos a la plaza y de premio por su buena conducta les regalaba un producto a su elección.

Buque manicero en centro civico


Los buques maniceros son recuerdos en la memoria de personas que alcanzaron a conocerlos a lo largo de Chile siempre en alguna ciudad existió un buque manicero podía ser un trasatlántico, un buque carguero, un galeón o un velero  durante las festividades patrias o los 21 de mayos estos estos eran decorados con banderas y guirnaldas de colores dando un agradable impactos visual a quienes los observaban en un país de marinos, navegantes y aventureros el barco no solo transporta a estos personajes si no que nos trae un rico y dulce alimenticio producto como llegado de otro continente. 


Autor Reinaldo Morales Parraguez 

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